viernes, 10 de diciembre de 2010

El PornoCinéfilo: Introducción

Es un lugar común entre la gente inculta (y algunos cultos suicidas) decir que los intelectuales en general (y los CINÉFILOS en partícular) somos unos PAJEROS. Lo ofensivo es, por supuesto, la combinación de ambos rótulos y la relación necesaria entre ellos. En primer lugar, la mayoría de los pajeros no son cinéfilos ni intelectuales, eso está claro. En segundo lugar, sólo algunos (no todos) los cinéfilos son realmente pajeros. Yo, por ejemplo. Y vos, si entraste a este blog y llegaste a leer la cuarta linea.

Por la censura, el sistema de valores yanqui y cosas por el estilo, el sexo desapareció del cine de Hollywood entre los '30 y los '60 y como espectadores de los llamados  (uff...) Años Dorados nos quedamos sin sexo, sexo que abundaba cuando las cámaras se apagaban. Hombres, mujeres, trabas, enanos fenómenos de circo y republicanos cogían y se drogaban como locos. Pero las turcas de Jane Mansfield no podían imprimirse en celuloide.

Este espacio busca revertir el proceso, recuperar todo el sexo perdido, que como espectadores que somos, cinéfilos y pajeros, nunca debieron habernos negado.


Las famosas tetas de la Mansfield, que recibían más leche de la que daban. Sophia Loren mira de reojo y cree reconocer, en una curiosa gotita de semen cerca del pezón izquierdo de Jane, a su marido Carlo Ponti. Un groso el pelado.

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